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La mediación familiar en la custodia compartida cuando no hay acuerdo

La mediación familiar está ganándose poco a poco su lugar en los procesos de custodia compartida, cuando no hay mutuo acuerdo entre una pareja que se separa o divorcia, y como modo efectivo de poder resolver los conflictos.

Es cierto que, no todas las veces, cuando decidimos separarnos y acudir a un abogado especialista en Derecho de Familia, se puede optar por el consenso entre las partes. Hay ocasiones en las que es necesario acudir a la vía judicial como única alternativa.

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La mediación familiar está ganando terreno en los procesos de custodia compartida, cuando no hay mutuo acuerdo entre una pareja

 

Sin embargo, quienes se hayan visto en esa situación, y los abogados lo vemos a menudo, sabemos que en la mayoría de los casos las personas que se ven inmersas en un procedimiento judicial tampoco ven satisfechas del todo sus necesidades e intereses. Eso, sin contar el coste emocional que supone tener que enfrentarse con su ex pareja, con la que antes se tenía una buena relación, pero con la que ahora el “acuerdo” supone un sobreesfuerzo añadido.

Precisamente en estos casos, es en los que puede resultar muy conveniente acudir a medidas menos lesivas para las personas que se encuentran en este tipo de situaciones, y menos costosas económicamente. Y aquí surge la figura de la mediación familiar.

La mediación tiene muchas ventajas, especialmente, si pensamos en nuestros hijos y si queremos para ellos la custodia compartida. Las personas que la han elegido en alguna ocasión, no se arrepiente después, incluso vuelven a recurrir a ella si un nuevo conflicto les vuelve a surgir.

Quizá os estéis preguntando ¿qué ventajas son esas? Pues, básicamente,  las siguientes:

– Tiene menor coste económico: La mediación puede evitar el proceso judicial mediante un acuerdo alcanzado entre las personas implicadas en un procedimientos de divorcio. El coste de los honorarios del abogado pueden ser inferiores si se consigue llegar a un acuerdo a través de la mediación, puesto que el coste de ésta es muy inferior a un procedimiento contencioso.

– Tiene menor coste emocional: Los progenitores gestionan de forma efectiva su conflicto porque son acompañadas por el mediador. Éste les ayudará a encontrar las mejores soluciones para su situación personal, y serán ellos quienes negociarán entre sí y buscarán las alternativas que mejor se adapten a sus circunstancias. El mediador velará por que la comunicación sea efectiva entre ellos, con el fin de que se produzca el entendimiento mutuo y, finalmente, pueda existir un acuerdo.

– No impide la presencia de los abogados de las partes: Iniciado el proceso de mediación, los abogados nunca perdemos la dirección del asunto puesto que tenemos una función muy importante que es la de velar porque nuestros clientes lleguen a un acuerdo que proteja sus intereses. Es más, podemos, incluso, participar en la mediación para aportar nuestra visión jurídica al respecto en relación con los intereses de los clientes. Y, finalmente, serán ellos quienes llevarán el acuerdo al juzgado.

– Hay comunicación directa: La comunicación directa entre las partes ofrece algo tan básico y clave para una buena resolución del conflicto como evitar los “correveidiles”. Las personas se escuchan sin intermediarios, conocen sus necesidades de primera mano. El mero hecho de oírse decir las cosas, las formas que se emplean para ello y mirarse, hace que se transformen algunas verdades que se habían hecho propias para, por qué no, transformarlas.

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La mediación familiar ayuda a los progenitores a que se comuniquen de forma efectiva cuando hay discrepancias

 

– Los acuerdos son de las partes: Puesto que la función del mediador es ayudar a los progenitores a que se comuniquen de forma efectiva, ellos mismas se sorprenderán de que son capaces de encontrar las soluciones que mejor se adapten a su realidad. Por eso, en la mediación no hay ganadores ni perdedores, las dos partes ganan. Pero, sobre todo, ganan también los hijos que pueda haber en la pareja que se ha roto.

Así que, si estáis en un proceso de divorcio y os sentís comprometidos en conseguir que la custodia compartida funcione, debido a vuestro amor por vuestros y a vuestro deseo de estar implicados en sus vidas, pero hay algo en los que no acabáis de poneros de acuerdo, podéis con la mediación familiar negociar vuestras diferencias.

Ante todo, no debéis olvidar que tenéis que ser capaces de dar prioridad a las necesidades de vuestros hijos y llegar a un acuerdo para organizar una nueva forma de vida que se adecúe a las necesidades de los menores.

La comunicación y el deseo de cooperar deben de ser la máxima a seguir, incluso cuando en el divorcio pueden surgir desavenencias.

 

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