Si queréis lo mejor para vuestros hijos tras una separación o divorcio, la custodia compartida, indudablemente, ha de ser una decisión y un trámite amistoso. Aunque si hay problemas, la ley garantiza los derechos de los más vulnerables, los menores; lo más recomendable es que los progenitores sientan que ambos están presentes de cara a sus hijos y que un acuerdo en favor de ellos es lo mejor, porque se rompe la pareja pero no la familia.
Desde nuestro punto de vista, pero también cada vez más desde el punto de vista de los expertos, la custodia compartida es la mejor opción para los menores si es de mutuo acuerdo, pero puede ser un duro trago cuando debe decidirla un juez a petición de sólo uno de los padres.
La custodia compartida es la mejor opción para los menores si es de mutuo acuerdo
Que los progenitores mantengan una buena relación a pesar de la ruptura es fundamental porque eso realza la autoestima de los hijos, ya que ellos perciben de manera directa los esfuerzos de sus padres por llevarse bien y ven que quieren permanecer tiempo con ellos. La custodia compartida amistosa amortigua, en muchas ocasiones, los efectos perjudiciales y menos deseables del tradicional régimen de visitas. Por eso, para obtenerla debe existir un acuerdo previo entre ambos padres, porque si la concede un juez porque uno de los cónyuges la solicita, los menores pueden sufrir más.
Es mucho mejor que las custodias compartidas se realicen con acuerdo, obviando, por ejemplo, los cuestionarios de los servicios psicosociales porque no siempre valoran con precisión las circunstancias personales y los comportamientos de los padres respecto al cuidado del niño y los sentimientos de los hijos hacia los propios padres.
Para que haya custodia compartida se requiere un alto nivel de colaboración entre ambos cónyuges, y para conseguirla es necesario que exista buena relación entre ellos y que estén de acuerdo; si no, el daño que pueden causar a los niños es muy grande, sobre todo, en el aspecto sociológico y emocional. Siempre es preferible decidir de mutuo acuerdo las medidas que van a regular nuestra vida y la de nuestros hijos, aunque ello implique ciertas renuncias, a que sea un tercero quien las imponga sin conocer nuestras rutinas, nuestras costumbres y nuestra particulares circunstancias.
Para que sea posible la custodia compartida se requiere un alto nivel de colaboración entre ambos cónyuges
De hecho, el sistema de custodia compartida, según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, es el deseable cuando sea posible. En las comunidades autónomas en las que no existe ninguna ley específica sobre custodia compartida, el Código Civil establece que se fijará si lo solicitan ambos progenitores y en los casos en los que lo pide sólo uno de ellos, y el juez podrá acordarla en interés del menor. De hecho, según los últimos datos del INE, así es porque en 2014 la custodia compartida de los hijos fue otorgada en el 21,3 por ciento de los casos de divorcios y separaciones.
En nuestro despacho hemos resuelto muchos casos de custodias compartidas y todas ellas han marchado muy bien y no han surgido problemas. Al contrario, han demostrado ser la mejor opción para los hijos porque han tenido un desarrollo futuro más equilibrado, con menos inseguridades, con un menor nivel de fracaso escolar y con un menor nivel de conflictividad que los hijos de padres separados con un sistema de custodia monoparental.
Por eso, es fundamental que los padres se lleven bien, que residan cerca y que sean capaces de ajustarse a la realidad de su propia familia con voluntad de participar siempre en todas las decisiones que afecten a los niños. Si la vida, ya de por sí, nos obliga a entendernos en numerosos ámbitos ¿por qué no hacerlo tras una ruptura de pareja cuando hay hijos?
Cualquier medida que se adopte con responsabilidad y de forma amistosa para preservar el mantenimiento de las relaciones paterno filiales debe ser defendida sin discusión y, en nuestra opinión, es la mejor vía para que todos los miembros de la familia salgan ganando.